Conozco una mina que miente hasta cuando no es necesario. Más que zarpado es impresionante. Hay un momento en que la expresión se le vuelve de piedra y es capaz de relatar conversaciones que nunca existieron. "Yo le dije a (ponele) dios que tal cosa... Y dios no se animó a responderme... pero ya está todo bien... pero que le quede claro que..." etcétera.
Yo nunca le digo que no le creo. Me atrapa ver cómo lo hace.
martes, 27 de enero de 2009
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5 comentarios:
Que lindo es hacerse el crédulo cuando se que me están mintiendo y disfrutar viendo el esfuerzo y los malabares verbales del otro por parecer creible.
Digo, ¿y a quien carajo le importa?
por lo visto a vos, que no te sacás de encima la bulimia mental que tenés
Ajen: y poner cara rara ante todo eso, qué placer
ay,que bueno que no soy la única que le gusta que le hagan el verso cada tanto.
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